
Pero, desgraciadamente, no es para tanto Señor, no nos conceda Usted tanta importancia...porque;
1.- No hay batalla entre razón y fé, campos de interpretación humana que ocupan universos diferenciados y que ya no se rozan.
2.- No tiene este país, por lo que parece, intención alguna de regalarle a usted una batalla que está superada por la Ilustración y el desarrollo humano de época moderna y contemporánea.
3.- La batalla que queda por librar consiste en la definitiva entrada del Estado en su definición de aconfesionalidad plena y del espacio público en su plena definición laica; es decir, en la no afirmación ni negación alguna de las decisiones que cada ciudadano tome en el ámbito de su intimidad, la desaparición de toda interferencia en las creencias íntimas de cada persona dentro del marco que señalan nuestra Constitución y nuestra legislación.
4.- Y en eso, Señor, desgraciadamente... todavía nos queda demasiado por hacer como para que Usted se preocupe.
muy cierto.. por fortuna
ResponderEliminaral hombre de la mirada "entrañable" (aj) le ha tocado malos tiempos para ser papa